La carrera por la IA en el Golfo: cómo los Emiratos tomaron la delantera

Una nueva guerra económica impulsada por la inteligencia artificial

Si el siglo XX fue el del petróleo, el XXI pertenece sin duda a la inteligencia artificial. En el Golfo Pérsico, se libra una batalla silenciosa pero crucial: no por territorio ni energía, sino por el liderazgo tecnológico del futuro. Entre Dubái, Riad, Doha y Kuwait, las naciones compiten por invertir a gran escala en IA. Pero una destaca por encima del resto: los Emiratos Árabes Unidos.

Catar: un jugador menor con ambiciones selectivas

A pesar de su enorme riqueza per cápita y su presencia económica global, Catar sigue jugando en una liga inferior en cuanto a IA. Aunque su fondo soberano ha prometido mil millones de dólares para startups regionales y diez mil millones para el sector tecnológico en Francia, estas cifras palidecen frente a la ofensiva emiratí.

Catar es más conocido por sus inversiones inmobiliarias y logros deportivos —como su reciente título de la Champions con el PSG— que por avances tecnológicos. En vez de construir un ecosistema integral de IA, Doha apuesta por invertir en nichos específicos. Una estrategia más modesta, aunque posiblemente más realista para un país de tres millones de habitantes.

Arabia Saudita: el eterno segundo

Arabia Saudita ha anunciado cifras impresionantes: 40.000 millones de dólares para IA, 150.000 millones para startups tecnológicas y 600.000 millones en inversiones generales en Estados Unidos. Aun así, su enfoque carece de especialización. El fondo soberano saudita (PIF) prioriza la diversificación económica general antes que una apuesta clara por la IA.

La diferencia clave es estratégica: los saudíes invierten para estar presentes. Los emiratíes invierten para liderar.

Emiratos Árabes Unidos: poder financiero con visión clara

1,4 billones de dólares. Es el tamaño del último compromiso de inversión anunciado por los Emiratos en EE. UU. a diez años, con una parte sustancial dedicada a infraestructuras de IA y semiconductores. Con 1,7 billones de dólares en activos gestionados por sus fondos soberanos, Abu Dabi dispone de una potencia económica colosal.

Multiply, fondo emiratí centrado en tecnología, busca superar los 100.000 millones en activos. La inversión de 30 a 50 mil millones de euros en Francia para crear el mayor campus europeo de IA representa la mayor inversión extranjera en Europa desde 2016. ADQ se asocia con Energy Capital Partners para construir centros de datos en EE. UU. por 25.000 millones. IHC, uno de los gigantes bursátiles del Golfo, ha invertido en Palantir y desarrolla su propia IA soberana: Aleria.

El cerebro detrás de esta estrategia es el jeque Tahnoun bin Zayed, presidente de ADIA y responsable nacional de la estrategia de IA: un poder sin igual en la región.

Kuwait, Baréin y Omán: fuera de juego

El resto de las monarquías del Golfo se ha quedado rezagado. Kuwait está inmerso en luchas políticas internas. Baréin se enfoca en el sector financiero. Omán apuesta por el turismo. Sin grandes inversiones ni estrategias nacionales, estas naciones parecen haber perdido el tren tecnológico.

Por qué los Emiratos lideran

El liderazgo emiratí no es casual. Se debe a una visión clara: convertir Abu Dabi y Dubái en el Singapur de la IA. Su apertura internacional, capacidad de atraer talento y estrategia de diversificación temprana les dan ventaja. Mientras otros buscan notoriedad o retorno rápido, los Emiratos construyen el ecosistema global de IA del mañana.

La apuesta del siglo

Con más de 200.000 millones ya comprometidos y muchos más en camino, los Emiratos están haciendo la mayor apuesta económica del siglo: convertirse en potencia global de la inteligencia artificial. Una ambición enorme para un pequeño país del desierto —pero con dinero, liderazgo y visión, podría lograrlo.