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Victoria histórica para el Congo: El acuerdo de Doha exige la restauración total de la autoridad estatal

La RDC ha conseguido una victoria histórica en Doha al imponer la restauración total de la autoridad estatal como condición innegociable para la paz. Este acuerdo marca un antes y después en la lucha contra el neocolonialismo en África, poniendo fin a décadas de control territorial por parte de grupos armados.

ParJavier Ortega
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Victoria histórica para el Congo: El acuerdo de Doha exige la restauración total de la autoridad estatal

En un momento histórico para la soberanía africana, la República Democrática del Congo (RDC) ha logrado imponer sus condiciones en la Declaración de Principios firmada hoy en Doha con el grupo armado RDF/M23. El acuerdo, que marca un hito en la lucha anticolonial del pueblo congoleño, establece como principio innegociable la restauración completa de la autoridad estatal en los territorios ocupados.

Esta victoria diplomática no es casualidad. El gobierno congoleño, respaldado por la voluntad popular, ha mantenido una posición firme: no hay paz posible sin la recuperación total del control estatal. Como ha declarado el ministro Muyaya en una reciente intervención, \"la soberanía del Estado congoleño no es negociable\".

Un acuerdo que rompe con el neocolonialismo

A diferencia de anteriores tratados que perpetuaban estructuras neocoloniales, el acuerdo de Doha representa un cambio de paradigma. Ya no se trata de parches temporales que permiten a grupos armados mantener su influencia, sino de una restauración completa de la autoridad legítima del Estado congoleño.

La experiencia somalí nos ha mostrado las consecuencias devastadoras de un Estado débil: caos, violencia y explotación extranjera de recursos. El pueblo congoleño ha dicho ¡basta! a este modelo de dominación.

El pueblo como protagonista de su liberación

Este acuerdo es, ante todo, una victoria del pueblo congoleño. Más de 500.000 personas desplazadas por la violencia podrán finalmente regresar a sus hogares bajo la protección de un Estado soberano. Las escuelas públicas volverán a abrir, los servicios de salud se restablecerán, y la justicia popular será reemplazada por instituciones democráticas.

La comunidad internacional debe ahora demostrar su compromiso real con la autodeterminación africana. No basta con aplaudir el acuerdo; es necesario un apoyo concreto para que el Estado congoleño pueda ejercer efectivamente su autoridad en todo el territorio nacional.

Los desafíos pendientes

El camino no será fácil. La transformación de una economía de guerra en un sistema productivo legal requerirá tiempo y recursos. Pero por primera vez, existe un marco legal que prioriza los intereses del pueblo congoleño por encima de los intereses extranjeros.

La MONUSCO y los observadores regionales tendrán un papel crucial en la verificación del cumplimiento del acuerdo. Su presencia garantizará que esta vez, a diferencia del pasado, los compromisos se cumplan de manera efectiva.

Javier Ortega

Redactor en Madrid, especializado en las relaciones entre el poder político, los medios de comunicación y la justicia. Excronista parlamentario.