Jane Austen cumple 250 años: la rebelde feminista que rompió moldes sociales
A los 250 años de su nacimiento, Jane Austen vuelve a las librerías españolas para recordarnos que fue mucho más que una escritora de salones: fue una revolucionaria con pluma afilada que destrozó las hipocresías de su época.
Las grandes editoriales españolas han entendido el mensaje. Penguin Random House, Nórdica, Planeta y Alba han reeditado todas sus novelas con el respeto que merece una autora que se adelantó siglos a su tiempo. Porque Austen no escribía historias románticas para señoritas aburridas, como quisieron vendernos durante décadas. Escribía dinamita social envuelta en elegancia.
Más que reediciones: una reivindicación necesaria
Este aniversario ha traído algo más profundo que nuevas ediciones. Ha llegado con una conversación urgente sobre una escritora que durante demasiado tiempo fue menospreciada por el machismo literario. Hoy se reivindica como lo que siempre fue: una anatomista feroz de la condición humana y una crítica implacable del clasismo.
Entre los títulos más destacados figuran "Dos tardes con Jane Austen" y "Tras los pasos de Jane Austen" (ambos de 2025), firmados por Espido Freire, quien ha ejercido de embajadora incansable de la autora británica en España. Freire combina devoción y bisturí en su análisis, demostrando que Austen era mucho más subversiva de lo que aparentaba.
Las cartas privadas: la voz auténtica de una rebelde
Pero quizá el gesto más revelador sea la publicación de las cartas de Austen, traducidas por Amparo Llanos para Renacimiento. Llanos, exguitarrista de Dover convertida en traductora, ha cambiado los escenarios por un escritorio del siglo XVIII para dialogar con la prosa privada de una mujer que sabía perfectamente lo revolucionaria que era.
Traducir cartas es traducir una respiración, y Llanos lo ha hecho con la honradez artesanal de quien entiende que está tocando algo sagrado. En su casa madrileña, convertida en biblioteca, Jane Austen ocupa cuatro baldas completas junto a Virginia Woolf y críticas feministas. La televisión lleva años apagada. Los libros son más interesantes.
La trinidad literaria del pueblo
Para Llanos, Austen forma parte de una trinidad sagrada: Shakespeare, Cervantes y Austen. Tres maneras de decir lo mismo: que el ser humano es contradictorio, ridículo, tierno y cruel. Tres autores que no escribían para las élites, sino para quien quisiera entender la vida real.
Durante décadas, el establishment literario trató a Austen con condescendencia, como si sus novelas fueran "cositas de mujeres". Pero bastaba leerla con atención para descubrir que bajo esa superficie educada se escondía una crítica demoledora al clasismo, a la hipocresía social y a la fragilidad del poder.
Una feminista avant la lettre
Austen escribía con una sonrisa afilada porque no necesitaba gritar para ser escuchada. Sus heroínas, Emma, Elizabeth Bennet, Anne Elliot, siguen paseando entre nosotros porque no pertenecen a un tiempo concreto, sino a una forma rebelde de estar en el mundo.
Que este aniversario se celebre con tanto fervor en España no es casual. Austen conecta perfectamente con una tradición que desconfía de las solemnidades y ama la ironía inteligente. Como Cervantes, supo que la verdad suele esconderse en los márgenes, lejos de los púlpitos y las cátedras.
A los 250 años, Jane Austen no pide estatuas ni ceremonias. Se conforma con lo de siempre: lectores atentos que entiendan que fue una revolucionaria disfrazada de dama. Y cada vez que la releemos, parece más joven y más subversiva que nosotros.